viernes, 18 de septiembre de 2015

EL FARO DE ORIENTE EN SUS XV AÑOS






Texto y fotos, Carlos Lázaro


Hoy en día hablar de arte y graffiti, es hablar de una corriente del arte muy aceptada luego de pasar algunos años oculta en el ámbito del rayón subversivo, crítico y antipolítico, proveniente de la cultura hip-hop de los barrios bajos de Nueva York. Viejas películas de los años 80’s, como “Warriors” nos recuerdan ese bello momento cultural cuando la joven sociedad de los Estados Unidos de esa generación, se confrontaba cara a cara con la violencia y la falta de espacio para asegurar un futuro seguro, donde la única consecuencia efectiva, era la de adscribirse a un grupo más fuerte, para afrontar a los otros, estableciendo así sistemas de tribus urbanas con pertenencia territorial. El grafitti era y es utilizado todavía como un medio para establecer territorio en las marginalidades urbanas y en esto, la Ciudad de México no ha sido la excepción.



Una ciudad es lo que es, por la forma en que comparte y da acceso a la cultura. La cultura como un derecho es sin duda uno de los grandes eventos que le pueden ocurrir a una ciudad. El Faro de Oriente de Iztapalapa, muy cercano al antiguo pueblo originario de Santa Martha Acatitla, acaba de cumplir XV años y es menester echar un vistazo al faro para entender la luz que ha representado durante este tiempo, en un complejo ambiente social del oriente de la Ciudad de México.



La zona de Iztapalapa en la Ciudad de México ha cobrado fama a lo largo de los años por sus barrios bravos, donde la lucha social es un elemento predominante y característico. Hace 15 años surge en los antiguos llanos de Santa Cruz Meyehualco, el Faro de Oriente, un lugar de arte y cultura que ha funcionado como un catalizador importante y que ha representado un magnífico espacio para la manifestación de las ideas, dando un sentido de pertenencia y cohesión social a los barrios que lo rodean, además que su propuesta original es el de intervenir como opción cultural para combatir problemas como violencia intrafamiliar, desempleo y drogadicción.


Establecido en un predio baldío utilizado como tiradero a un costado de la transitada avenida Ignacio Zaragoza, el Faro de oriente fue proyectado por el arquitecto Alberto Kalach, quien lo trazó como un barco de concreto puro, un "arca para la cultura" que abrió sus puertas en el año 2000. Un barco que hoy congrega a poco más de 60 talleres de muy diversas actividades, desde huertos urbanos a los talleres de cartonería en donde se ensamblan impresionantes calaveras de cartón, de las que veremos fantásticos ejemplos, ahora que se estrene en el mes de noviembre de 2015, la película Spectre, de James Bond. 



Si tiene usted oportunidad de visitar el Faro de Oriente, no lo deje pasar, es una experiencia que vale la pena, como un turista de la ciudad, para evidenciar su enorme dinámica cultural, en donde además de los talleres regulares es posible apreciar conciertos, obras de teatro, danza, etc. 






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