lunes, 20 de junio de 2016

MIX 0031 - GALERÍA VIRIATHUS Y EL AMOR POR LOS OBJETOS ANTIGUOS



Texto y Fotos. Carlos Lázaro


Ya algunos amigos que me conocen y me hacen el honor de leer estas líneas seguramente saben de mi gran amor por las antigüedades. Algunos sabrán que es un mundo que no me resulta del todo ajeno. Amo los muebles antiguos, los bargueños barrocos,  junto a los que sentarse para escribir una carta en garigoleados moldes son a mis ojos siempre objetos venerables del tiempo pasado. 



Las antigüedades han fascinado siempre a quienes gustan del arte. Los objetos antiguos son atesorados más allá de los museos y se describen en fantásticas colecciones, resguardadas por familias de coleccionistas en las que el amor por lo antiguo resulta innegable y se hereda en familia de generación en generación. 



La Ciudad de México, una de las capitales culturales del mundo, no queda al margen sobre este tipo de fascinación y sin duda resguarda algunas de las colecciones de objetos antiguos más sobresalientes del orbe, pues no solo atesora objetos del pasado, sino que crea con una vehemencia loca nuevos objetos de arte que en el futuro formaran parte de esas colecciones de tiempos pretéritos y muchas veces envueltos en el halo de su respectivo tiempo.



La galería Viriathus había llamado mi atención desde hacía algunas semanas con sus objetos predispuestos en un balcón de aires antiguos en la colonia Roma. Al darme un tiempo para ingresar a aquel universo de objetos fue muy grata mi sorpresa al ver que la colección era más grande e interesante de lo que yo en realidad anticipaba.

Desde sencillas bolas de beisbol de pátina añeja hasta maletas de viaje y mapas de tierras remotas retratadas en un tiempo ya perdido, balanzas y pesas en desuso y cajoneras de madera reluciente, pero todo aquello, cada objeto, contando una propia historia en esa asamblea de objetos antiguos, cada objeto dueño de una o varias historias, aguardando en la galería a que llegue un nuevo dueño que le dé otro sentido, un capítulo nuevo al objeto apreciado en cuestión. 



Es por esto mismo que las galerías de todo tipo de arte, no solo antiguo, sin también moderno, forman justamente una parte del atractivo cultural y turístico de una ciudad. Viriathus me contagia ese gusto por lo antiguo, sus piezas bien dispuestas, sí como parte de un cuadro perfecto, en el que cobran  nuevo sentido a través de la composición, conformando momentos plásticos sugerentes, de tal forma que el objeto pertenece a una composición, pero a la vez llama la atención del ojo avizor, que piensa, necesariamente, que sería un buen objeto para completar una colección propia. 


Viriathus está en Mérida 10, Colonia Roma. #CDMX
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