viernes, 25 de marzo de 2016

0014/16 - POR SANTA CRUZ ALCAPIXCA CON LOS VIGIAS DEL PATRIMONIO EN LA BÚSQUEDA DE LA MEMORIA DEL AGUA - Carlos Lázaro



   Texto y fotos. Carlos Lázaro.

La aventura de conocer la Ciudad de México - CDMX-  no es algo que se tenga que hacer necesariamente solo. Pues además es algo que lleva necesariamente una buena parte de la vida. Estamos hablando de una de las concentraciones urbanas más grandes del mundo, misma que aglutina a cientos de antiguos pueblos originarios que han conformado a partir del siglo XX una mancha urbana continua y extensa. La Delegación Xochimilco, localizada al sur de la metrópoli es el ejemplo tácito de este aglutinamiento en el que sus antiguos pueblos han sido literalmente absorbidos por el crecimiento urbano.



Sin embargo se caracteriza por ser una región en la que las tradiciones populares perviven y es sin duda hasta nuestros días, una de las potencias turísticas con las que cuenta la gran ciudad, pues, quien que viene aquí, no tiene ya conocimiento previo sobre sus famosos canales y antiguas chinampas, que cuentan, junto con el Centro Histórico de la Ciudad de México, con la placa que lo identifica como un sitio del Patrimonio Mundial ante la UNESCO.



Más, no solo canales hay en Xochimilco, sino tradición viva y sus antiguos pueblos resguardan sorpresas que no siempre los viajeros y turistas llegan a conocer, ya sea por falta de tiempo, o por falta de información o acceso.

Unos días antes de que concluyera 2015 tuve oportunidad de hacer un recorrido en el pueblo de Santa Cruz Alcapixca, uno de los antiguos prehispánicos a la orilla del lago y dispuesto en el camino entre Xochimilco y Milpa Alta. Santa Cruz se caracteriza por ser uno de los lugares que conservan más sus tradiciones y resguardan un amplio patrimonio cultural representado por los petroglifos de la zona arqueológica de Cuauhilama, así como por su sencilla parroquia y una capilla hermosa, así como por ser uno de los sitios donde tradicionalmente se produce el dulce cristalizado e incluso alberga la feria anual que se luce en diversidad y sabor.



Mi recorrido estuvo guiado esta vez por los Vigías del Patrimonio, grupo constituido a partir de una iniciativa de Conaculta, que busca constituir grupos de jóvenes en sitios que preservan un patrimonio cultural rico y diverso y en el que ellos puedan fungir como difusores y promotores de este patrimonio, ya que de su conocimiento y difusión se propicia el cariño y la conciencia que evitan la desmemoria y la destrucción de éste. Por ello, los fines de este programa son particularmente nobles y de su activación puede depender el reconocimiento y preservación de nuestro patrimonio cultural tangible e intangible.



  
Me ha dado particular gusto el encontrarme como parte de este equipo a mi amiga Jennifer Correa, la Flor Más Bella del Ejido, en 2013 y que sin duda fue una extraordinaria embajadora de la Ciudad de México durante su reinado, que estuvo sin duda lleno de grandes experiencias, y cientos de eventos en los que Xochimilco se convierte en la gran estrella en lo que a preservación de cultura y tradiciones se refiere. Así pues de la mano de nuestros amigos Vigías del Patrimonio, asistimos a Santa Cruz Alcapixca en pos de la sorpresa.




Nuestro recorrido inició en la antigua Casa de Bombas de Alcapixca, que además de ser hoy un muy Interesante Museo Arqueológico, se encuentra en la antigua orilla del lago, todavía hasta hace unos años un canal llegaba hasta la parte trasera del museo, y es posible que de haber buen interés, este canal vuelva a ser habilitado con fines turísticos. Sobre la Casa de Bombas es triste pensar que a lo largo de la orilla de la montaña, hacia el final del porfiriato se dispuso en tremendo acueducto que se quedó con el agua de los manantiales que alimentaba a los canales, y que a la postre provocó un desequilibrio ecológico en la zona. Este acueducto porfirista todavía surte agua al centro de la Ciudad, llegando el vital líquido hasta las bombas de la Colonia Condesa.



Seguimos hacia la montaña, solo un poco y luego de una breve cuesta llegamos al sitio de dicho acueducto, en donde pudimos ver un antiguo respiradero, con una casa de guardia arriba, que hoy en día ha sido habilitada como capilla por la comunidad. Seguimos por el trazo del acueducto hasta llegar a la capilla del Salvador del Mundo, de estilo neoclásico que preside su barrio y era desconocida para mí, significándome una afortunada sorpresa.



Luego, los guías del patrimonio nos llevaron hacia el centro de la población en pos de los antiguos lavaderos comunitarios, mismos que son tradición viva pues todavía están en uso y se construyeron justo donde quedaba el o queda el último manantial vivo de la zona, aunque nos mostraron fotografías antiguas de un mundo acuático que ya no existe más. Además, los vigías prepararon junto con algunos actores de Xochimilco, una representación sobre la leyenda del Charro Negro.






En el centro de la población, frente a la iglesia de la Santa Cruz, asistimos a los talleres que con motivo de aquel recorrido se realizaban, y en donde los niños de la comunidad tuvieron oportunidad de conocer las técnicas de elaboración de las chinampas y las trajineras. Rescate de la memoria y sus tradiciones. Memoria del agua.



Luego, con aquel sol tremendo me fui hacia la zona arqueológica de Cuauhilama en la orilla del pueblo, pero esta, es en realidad otra historia. En hora buena por los Vigías del Patrimonio de Xochimilco, donde hay en efecto mucha memoria, monumentos y tradiciones que preservar.

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