Texto y Fotos. Carlos Lázaro.
Fernando Andriacci, tiene esa facilidad por
despertar mi curiosidad de niño, a través de sus cuadros me hace recuperar el
gusto por los colores y sin duda me dan tremendas ganas de tomas crayolas y
acuarelas y ponerme a pintar. Andriacci en este sentido es pura y gran
felicidad, no hay drama en sus cuadros. Todo parece emerger de un ámbito de
eterna celebración. No hay tampoco sufrimiento.
Definitivamente en Andriacci
solo existe este instante de convivencia grupal celebratoria, el juego, el
fascinante descubrimiento. Por otra parte hay que recordar que se trata de un
artista versátil que igual trabaja el óleo que la serigrafía, la cerámica, el
mármol y el bronce, entre otras técnicas y que nos da señas de la gran
tradición y constancia que han mostrado los artistas mexicanos provenientes de
Oaxaca, a la que se adscriben nombres generacionales como Rufino Tamayo,
Francisco Toledo y Rodolfo Morales.
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