Texto y Fotos, Carlos Lázaro
Hay lugares en la #CDMX que
uno debe atreverse a conocer con cierto arrojo. Lugares para caminantes que
implican entrar en el mundo natural o rural de la ciudad, amplios paisajes de la provincia envueltos
por el manto hiperactivo de la ciudad. A veces estas incursiones al reino
natural, implican travesías que pueden durar varias horas, sin embargo, el
paisaje lo retribuye a la vista y al placer espiritual con creces; por cuadros
de José María Velasco y otros paisajistas, como Eugenio Landesio tenemos bien
sabido que el paisaje que rodea a la Ciudad de México siempre ha tenido ese
carácter de prodigioso y único.
También es cierto que si no se
es alguien avezado en largas caminatas o en la realización de excursiones a
pie, la #CDMX reúne también condiciones muy
buenas e interesantes para convertirse gradualmente en un caminante de fondo.
Durante las primeras semanas
de enero de 2016 me di a la tarea de subir en varias ocasiones, el volcán de
Guadalupe, que es el más alto de la Sierra de Santa Catarina, -esa que se
encuentra al oriente de la CDMX- y en cada ocasión la experiencia fue siempre
buena y agradable, pero sobre todo bastante increíble para ni siquiera haber
salido de la Ciudad de México.
Es muy fácil llegar, apenas hay
que abordar el metro de la ciudad por la Línea 12, hasta la estación Tlaltenco
y de ahí emprender la marcha por el antiguo camino de las minas hacia el Cerro
Guadalupe. La ciudad se va dejando
atrás, primero, el pavimento es sucedido por un camino de tierra con sendos muros
de piedra volcánica amontonada, que va subiendo gradualmente, como un camino
que se interna entre las milpas y campos de siembra, que de hecho se revelan en
un momento y nos comparten eso que pocos imaginan, la naturaleza rural de una
gran ciudad como lo es la CDMX. La caminata
gratificante se completa en su cima en unas 2 horas de camino y luego en un
poco menos de tiempo en el regreso.
La Sierra de Santa Catarina
domina desde siempre el paisaje volcánico de la Ciudad y del antiguo lago en el
que se extendía formando una gran península. Sus volcanes han provisto de
materiales de construcción a la urbe desde tiempos de los aztecas, de ahí se ha
extraído el tezontle –ese ligero material pétreo- que durante siglos adornó
pirámides y palacios coloniales, mismo que hoy en día acusa sobre explotación.
Diversos cerros y antiguos
volcanes conforman esta serranía, que de
hecho se extiende desde el Cerro de la Estrella (2460 msnm) a cuyos pies
surgieron las importantes ciudades de Culhuacan e Iztapalapa, antiguos puertos
mercantes de la Cuenca de México. El
camino por esta península era en su momento la principal ruta que unía a
Tenochtitlan con el mar, atravesando otros pueblos de la cuenca como Tezonco, Zapotitlán,
Tláhuac, Mixquic y ya más allá hacia Chalco y Amecameca.
De hecho, esta península
volcánica y su camino ribereño marcan la ruta de Hernán Cortés hacia la gran
Tenochtitlan. Es fantástico imaginar aquella travesía de los españoles cruzando
calzadas en medio de los lagos y con el marco de esta sierra volcánica que hoy
en día es todavía asombrosa.
La sierra de hecho nos reserva
a los paseantes un grato recorrido a través del cuerpo principal de esta
serranía, en donde se yerguen los volcanes, Xaltepec, con 2500 msnm,
Tecuauhtzin o cerro de Santiago con 2640 msnm, el cerro o volcán Guadalupe,
también conocido como del Borrego, con 2820 msnm y que es la más alta elevación
de la sierra, así como el cono volcánico de La Caldera, que es un volcán doble
y que de todas estas elevaciones es el único que se encuentra en el Estado de
México, pues la gran mayoría se dividen entre Iztapalapa y Tlahuac.
Otros cerros que conforman la
serranía son el Yohualixqui, de 2420 msnm, el tetecón con 2480 msnm y el muy
famoso Cerro de la Estrella, que se eleva hacia los 2460 msnm y es en el que se
realiza la famosa representación del vía crucis de la semana santa, a la que
acuden millones de espectadores cada año, pero que además tiene una pirámide en
su cima y era un lugar principalísimo para las ceremonias prehispánicas del
Fuego Nuevo.
La Sierra de Santa Catarina se
encuentra bajo la imagen de Área Natural Protegida, lo que de alguna manera ha
evitado su desaparición total, sin embargo las amenazas y presiones a las que
es sometida esta área por la mancha urbana no dejan de estar presentes, y por
tanto es necesario hablar constantemente de sus valores y atributos como sitios
naturales con indudable atractivo turístico, sobre todo porque desde la altura
de sus conos volcánicos es posible reconstruir en la mirada, el todavía
prodigioso paisaje de la Cuenca de México, en la que el viejo lago formaba una
constante que rodeaba estas elevaciones y en la que, los enormes Popocatépetl e
Iztaccíhuatl enmarcaban la totalidad del oriente de la cuenca.
Se trata de una isla de verdor
de la ciudad de 2166 hectáreas, que es además refugio de una gran cantidad de
aves, como garzas blancas y halconcillos, víboras de cascabel, zorrillos,
conejos de campo y cacomixtles entre otros y por ser un conjunto de cerros que
contribuyen de manera importante con la filtración de agua para las lagunas de
Chalco y la zona chinambpera de Xochimilco –Patrimonio de la Humanidad- , con
las que conforma un paisaje continuo, de lagos, pantanos, campos de siembra,
laderas y conos volcánicos. Un verdadero tesoro de la #CDMX.
Hola ,
ResponderEliminar¿es peligroso ir solo?
Me gustaría aventurarme.
¿Me puedes indicar una ruta para subir?
ResponderEliminarEste es mi usuario
ResponderEliminarQuisiera explorer la Sierra de Santa Catarina, me parece que puedo comenzar a subir por Tlaltenco. Si me puedes recomendar una ruta te lo agradezco mucho.
ResponderEliminarRecibe saludos
Celestino Glez.