Texto y Fotos. Carlos Lázaro.
Hubo un
tiempo en que la humanidad surcaba la mar. La navegación implicaba largos
tiempos y grandes decisiones. Aun hoy el mar no deja de ser un reto, pero ha
perdido ese halo de los viajes antiguos. Hubo un tiempo de batallas en la mar.
No porque hoy no pudiera volver a haberlas. Pero fue, ese tiempo en que la
potencias colonialistas se disputaban el dominio de los mares. De las lentas y
pesadas carabelas se pasó a los más feroces, pero también pesados galeones.
Solo las fragatas, todavía de arrastre en velas, habrían de asombrar al mundo
con su despliegue de velas y rapidez. Era un tiempo, todavía sin la
incorporación de los motores diesel que hoy dan empuje a los más grandes navíos
con gigantescos cascos de acero. Era pues un tiempo de guerras y fragatas en
los albores del siglo XIX.
Más acá,
en un tiempo de nuevas y cambiantes tecnologías, podemos inferir a través de
lecturas y complejos aparatos submarinos, aquellos objetos que ocupan el fondo
del mar. Es por tanto, un tiempo de saqueadores, de buscadores de oro perdido,
de indagadores de las viejas crónicas en las que se relatan momentos de
tormentas, de huracanes, de naufragios, de batallas, de desolación y de pérdida
de vidas. Todos datos que gustan e indagan los Piratas modernos. Los mares
están llenos de historias antiguas.
Hubo un
tiempo, de bucaneros y piratas con parche en el ojo y perico en el hombro, que
no rendían cuentas a ningún rey y que en efecto se refugiaban en alguna isla
tropical del inmenso Caribe. Un tiempo en que se esfumó la supremacía naval
española, esa gran maquinaria que permitió la colonización, dominio y
explotación de la América española durante tres siglos. Era 1804 y Europa vivía
a la sombra de las guerras napoleónicas. Los ingleses se hacían fuertes en su
inexpugnable isla y en ultramar procuraban botines y saqueos marítimos en
nombre del Rey Jorge III.
Eran los
mapas antiguos. Y era el cabo de Santa María, ya para llegar la flota a la
Madre Patria, frente al puerto de Cadiz. Y era el año de 1804. El encuentro con
los ingleses, la negociación fallida y la batalla. Eran los cañonazos y pronto,
la explosión de la Fragata de Nuestra Señora de las Mercedes. Fueron los
muertos y la carga toda rumbo al fondo del azul océano. Todos los muertos
y las 500,000 monedas de oro y plata. El resto de las fragatas alcanzó a huir
del ataque inglés.
Era el
año 2007 y la empresa estadounidense Odissey Marine Exploration, dio con ese
lugar de tan trágica memoria. Y de aquel momento, el saqueo, el reclamo y el
litigio desde el gobierno de España, que resultó en la recuperación de aquellos
bienes. Y finalmente una exposición en el Museo Nacional de Antropología en la
Ciudad de México, a partir de Julio de 2016 que describe a detalle aquel evento
que da inicio a una de las guerras napoleónicas, en la que España y Francia se
enfrascan en guerra contra Inglaterra, desembocando hacia 1805 en la terrible
batalla de Trafalgar en que la flota franco española fue derrotada, cediendo
así el dominio de los mares a Inglaterra. Con los consecuentes hechos de los
movimientos de independencia en las colonias españolas de América y el fin del
imperio napoleónico.
Esta
fantástica exposición reúne piezas rescatadas de la Fragata Mercedes, entre
ellas, miles de monedas. Es una muestra que sin duda estrecha los lazos entre
España y México. No lo olviden, se encuentra en la sala de exposiciones
temporales del Museo Nacional de Antropología.
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